VIAS FERRATAS EN ESPAÑA: BREVE HISTORIA

Por AVENTURAS COLGADAS

Las vías ferratas en España

 

¿Desde cuando existen las Vias Ferratas en España?

En nuestro país también se construyeron un buen número de estos caminos militares durante la Guerra Civil, pero en su mayoría fueron destruidos. Y a los pocos recorridos que sobrevivieron equipados, el paso del tiempo, el deterioro y una mala conservación finalmente provocaron su desaparición.

 

Pero antes incluso que durante la guerra, este tipo de caminos y recorridos artificiales ya existían en nuestras montañas. Las conocidas como Las Clavijas de Cotatuero, instaladas por los herreros Bartolomé Lafuente y Miguel Bringola a instancias de un cazador inglés a finales de 1881, supusieron el primer recorrido de este tipo del que se tiene constancia en España. Son un total de treinta y dos hierros entre clavijas y alguna que otra grapa, con pasos muy aéreos y expuestos, que salvan una pared con un gran patio en el circo final de Cotatuero, en Ordesa.

 

20 años después se construiría el Caminito del Rey, en Málaga, que pese a estar alejado de lo que hoy en día conocemos como una vía ferrata, si que fue otra de las primeras construcciones artificiales instaladas para facilitar el acceso a las montañas, construido entre 1.901 y 1.905 bajo el reinado de Alfonso XIII.

 

Sin embargo y pese a existir recorridos similares en la Sierra del Cid, en la Sierra de Guara o en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, las vías ferratas como las conocemos en la actualidad no comenzaron a proliferar hasta la década de los noventa, cuando pioneros como Antonio García Picazo instalaron las primeras destinadas exclusivamente para fines recreativos. Y una de las primeras fue construida en Montserrat, la vía ferrata Teresina, hoy trístemente clausurada.

 

Esta nueva forma de hacer turismo, a medio camino entre el senderismo de montaña y la escalada se ha popularizado de tal manera, que ya se cuentan por cientas las vías ferratas instaladas en nuestro país, de todos los estilos y para todos los públicos, pudiendo disfrutar en la actualidad desde senderos que se acercan más a lo que sería una gymkana, con numerosas tirolinas o puentes nepalíes que atraviesan desfiladeros pasando por recorridos de máxima dificultad solo aptos para los más expertos, con pasos realmente atléticos y muy deportivos.